De la roca a la mesa en menos de 24 horas. El crustáceo más apreciado y caro se cría a los pies de A Coruña, de donde se extrae en un arriesgado trabajo entre las olas. Tras la subasta en la lonja, pasa a los mercados y restaurantes que hacen bandera de la materia prima de proximidad.

La leyenda cuenta que Hércules mató al gigante Gerión y enterró su cabeza frente al mar en A Coruña, en un promontorio sobre el que mandó construir la torre que lleva su nombre. Pero más allá del mito y de la calavera que adorna el escudo de la ciudad, lo que reposa bajo los cimientos del faro en activo más antiguo del planeta es el tesoro marino más apreciado en esta región atlántica. “Aquí crece el mejor percebe del mundo”, dice orgulloso Domingo Méndez Barreira, de oficio percebeiro, uno de esos hombres que arriesgan la vida en busca del marisco esculpiendo la roca. Domingo, de 44 años, se baja la cremallera del traje de neopreno hasta la cintura y deja al descubierto un gran tatuaje en la zona lumbar, en letras góticas de caja alta, que dice “Cornucopiae”. Es el apellido culto de una variedad de percebe, en latín Pollicipes cornucopiae, o pulgar del pie de la abundancia, literalmente.

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